Manuel Antonio Rosas C.
En el sombrío ambiente de la Quinta de la Magdalena, en el tradicional barrio de la Magdalena Vieja que hoy es parte del distrito de Pueblo Libre, se encuentra el Museo de Historia donde, en una de sus salas, confundida entre tanto cuadro de virreyes y próceres, uniformes y objetos personales de San Martín y Bolívar, está la bandera con la cual se proclamó la independencia en Piura el 4 de enero de 1821. Este pendón que tiene el diseño de la primera bandera patria y que fuera confeccionada por las damas piuranas, que abrazaron entusiastamente la causa de la Emancipación en esta tierra norteña, representa la vocación independentista de nuestro pueblo es patrimonio histórico de San Miguel de Piura.
A finales del siglo pasado la venerable insignia roja y blanca, de franjas cruzadas en aspa, estaba en esta ciudad hasta que un Subprefecto la envió a Lima, para su custodia, por temor a que las tropas chilenas, que por entonces cometían acciones vandálicas, la incautaran. El hecho es que nuestro emblema fue expoliado y desde entonces permanece en la capital. Primero, según datos que se registran, estuvo en la Biblioteca Nacional para luego pasar al Museo de Magdalena.
El año pasado el presidente de la Región, Javier Atkins, dentro de su programa de recuperación del patrimonio histórico y cultural de Piura que ha emprendido como parte de su gestión cultural, ha iniciado una gestión ante el Ministerio de Cultura para que se permita la devolución de la Bandera de la Independencia a nuestro departamento; a fin de que permanezca donde debe estar como insignia de nuestro patriotismo regional y porque pertenece legítimamente al patrimonio de Piura. Lamentablemente en el Perú, como en tantos lugares del mundo, muchos testimonios valiosos del pasado histórico de los pueblos, fueron cercenados de su original ubicación para ser trasladados a los museos capitalinos. Situación que ha motivado toda clase de acciones y gestiones para la reivindicación de tales tesoros. Grecia, Egipto, Jordania, Irak y otras naciones han perdido muchos objetos históricos que hoy aparecen en las galerías del Louvre de París o del Museo Británico en Londres o tal vez en la opulenta Isla de los Museos en Berlín.
La Bandera de la Independencia, que en su momento nucleó a los entusiastas vecinos de San Miguel de Piura para proclamar su adhesión a la causa emancipadora de San Martín y Torre Tagle, debe ser repatriada para que la conservemos en un lugar santo -la misma iglesia de San Francisco donde se produjo el Grito Libertario- donde además de estar celosamente cuidada habrá de ser admirada por las nuevas generaciones de este pueblo que verán, en ella, representados los valores de la piuranidad.
Esta gestión del Presidente Regional ante el ministro Luis Peirano Falconí debería recibir el respaldo unánime de todos los congresistas piuranos tan alejados, a veces, de las causas nobles de su patria chica; así como de las autoridades y de la sociedad civil organizada. Nuestra Bandera de la Independencia tiene que retornar a Piura. Es un reto que nos debemos imponer los ciudadanos de esta región.
El Tiempo
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