30.1.12

Un hombre de bandera

Eduardo Panizo es vexilólogo, afición con la cual crea enseñas municipales

30.01.12 - 02:37 -
RAFA BALBUENA | AVILÉS.

La vexilología es según el diccionario de la RAE «la disciplina que estudia las banderas, pendones y estandartes». Una palabra casi desconocida para el ciudadano común, y que tiene en el avilesino Eduardo Panizo Gómez uno de sus referentes a nivel nacional, gracias tanto a sus abundantes estudios publicados sobre blasones y pabellones como por sus propios diseños, adoptados por una decena de municipios.

«Me pasé media vida creyendo que mi afición era la más rara del mundo, pero desde hace quince años casi todos los vexilólogos estamos en contacto», refiere al ser preguntado si son muchos los que se dedican a esta actividad. Y aunque afirma que «en Asturias no debemos ser más de media docena», los acólitos a clasificar y diseñar enseñas y debatir sus características o uso histórico se emplean a fondo, «porque esta es una afición que engancha: es estética, es histórica y es cultural, con lo que a poco que te inicies tu sed de aprender aumenta», reflexiona.

Panizo, que reside en Oviedo y es ingeniero de profesión, explica que «desde me pequeño me interesan las banderas por todo lo que encierran» y que para ser vexilólogo «no hace falta más que tener curiosidad y disponer de un poco de tiempo; en eso no hay gran diferencia con el que colecciona sellos o fotografías». El tiempo, la paciencia y la dedicación ponen lo demás, que en su caso le ha llevado, como antes se ha dicho, a diseñar los emblemas de siete concejos asturianos y de algunos al sur del Pajares.

«Muchas veces he sido yo quien ha lanzado la propuesta de hacer una bandera», explica a este efecto Panizo. Y después de un trabajo «meticuloso y concienzudo» que puede llevar varios meses «sólo falta que la enseña sea aprobada por el pleno municipal, de ahí pasa a publicarse en el Boletín de la Provincia y la bandera es un hecho con plena validez».

Para muestra, son obra suya las de Allande, Cabranes, Ibias, Morcín, Ribera de Arriba, Nava o Teverga. En cada una de ellas se empleó a fondo «en reunir todos los conocimientos de historia, de geografía y de cultura del concejo sobre el que te documentas». Y también hacer uso de años de conocimiento acumulado, que incluye saber emplear los elementos de heráldica y su disposición en la bandera. «A nadie se le ocurriría no hacer referencia en Teverga a la familia medieval de los Quirós, ni dibujar un león de la selva en lugar de uno rampante en un municipio castellano», explica para ilustrar dos ejemplos.

La experiencia de Eduardo Panizo incluye asimismo haber creado también los distintivos de Matallana de Torío (León) o Almadén, Villahermosa o Puebla de Don Rodrigo, en Ciudad Real. Una labor cuya firma y propiedad de autor «se queda en mi casa y en la Sociedad Española de Vexilología; las enseñas se ceden para cada localidad, porque sería ridículo pedir derechos de autor por algo que aspira a ser un distintivo popular», resume.

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