La única bandera superviviente de las que ondearon en los buques de la Armada británica en la Batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805) se subastó hoy en Londres por 384.000 libras (384.000 dólares), un precio más de veinte veces superior al estimado.
La enseña, que lleva marcas de esquirlas de los proyectiles disparados en la famosa contienda entre las escuadras inglesa e hispano-francesa frente a la costa de Cádiz (sur de España), flameó en el "HMS Spartiate", uno de los barcos del almirante Horacio Nelson.
La casa de subastas Charles Miller Ltd había calculado el valor de la reliquia en 15.000 libras (24.900 dólares), pero un postor que pujó por teléfono dinamitó los pronósticos más optimistas al pagar la friolera de 384.000 libras (384.000 dólares).
Charles Miller, director de la firma subastadora, se declaró "encantado con el resultado", pues "esto demuestra que se trata de un artefacto único y carismático vinculado a la mayor batalla naval de todos los tiempos y a la mayor victoria de Nelson".
El lote se adjudicó en la llamada Venta del Día de Trafalgar, ya que hoy se cumplieron 204 años de aquel combate naval que dio a Inglaterra la supremacía de los mares, y en el que perdió la vida el almirante Nelson, admirado héroe nacional de los británicos.
Miller subrayó que "es difícil subestimar la importancia histórica de esta bandera", que mide 2,2 metros de ancho por 3,5 metros de largo y se compone de 31 paneles cosidos por la tripulación del "HMS Spartiate".
Ese buque había pertenecido originariamente a la Armada francesa, del que se apoderaron los británicos en la igualmente célebre Batalla del Nilo (1798), y de él partió el disparo que dejó entonces a Nelson ciego de un ojo.
Tras la derrota en Trafalgar de la escuadra hispano-francesa, al mando del francés Pierre Villeneuve, la tripulación del "HMS Spartiate" regaló la bandera al teniente escocés James Clephan, uno de los oficiales más populares, ascendido después a capitán.
Fue un descendiente de Clepham, residente hoy día en Australia, quien decidió poner la enseña a la venta, tras permanecer guardada en un cajón durante más de dos siglos.
ADN
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