Uno de los restos históricos que han quedado en el olvido es el Pendón Real, emblema de la ciudad que en la época medieval era el distintivo del ejército lorquino en las batallas y que en la Edad Moderna sólo se sacaba cuando los regidores de la ciudad acudían corporativamente a un acto. Era particularmente obligatoria su asistencia a la colegial el día de San Patricio y a la procesión general que conmemoraba la victoria en la batalla de los Alporchones, a la procesión del Corpus, en la festividad de Santiago y, en noviembre, a la procesión que iba a la iglesia de San Clemente que celebraba la conquista de la ciudad en 1244, como recogen las Ordenanzas Municipales del año 1713.
Ese viejo pendón, que desde el año 1985 fue sustituido por otro nuevo basado en el modelo del realizado en el siglo XVI, lleva desde entonces almacenado en alguna dependencia municipal. Tiene la particularidad, además de su antigüedad, de que está formado por dos piezas de distinta procedencia. El asta data, como mínimo, del año 1340 y fue ganada por los lorquinos en la famosa batalla del Salado. En cuanto a la tela, parece que se remonta en parte a la época del rey Juan II de Castilla. Ambas piezas, con trayectorias distintas, se unieron a mediados del siglo XV.
Hay que remontarse al siglo XIV, a ese año de 1340, para recordar el hecho histórico de la batalla del Salado. Reinaba en Castilla Alfonso XI y en ese episodio de la Reconquista, desarrollado en las cercanías de Tarifa, participaron, entre otros contingentes cristianos, los tercios lorquinos al mando de Juan de Guevara y tropas de Jerez de la Frontera mandadas por Aparicio de Gaytán. Según las crónicas, los de Lorca y Jerez cayeron sobre la tienda del emir africano Alí Abul-Hassán, rey de Marruecos, y los respectivos alféreces tomaron a la vez su pendón, el jerezano por la tela y el lorquino por el asta.
La consecuencia inmediata fue una discusión entre ellos por la posesión de la enseña, sin que lograran ponerse de acuerdo. Tuvo que ser Alfonso XI el que resolviera ese pleito entregando a Jerez el lienzo, y a Lorca el asta. Desde entonces existió gran confraternidad entre esas dos ciudades, dando lugar a la tradición de que los concejales de Jerez tuvieran voz y voto en el Ayuntamiento de Lorca y viceversa. Esos vínculos fueron perdiéndose a lo largo del tiempo.
En 1964, con motivo del séptimo centenario de la conquista de Jerez por Alfonso X el Sabio, en uno de los actos, a invitación de la corporación jerezana, volvieron a salir unidos el pendón y el asta, que fue llevada desde Lorca. Ese mismo año el Ayuntamiento lorquino nombró al alcalde de Jerez de la Frontera Concejal Honorario y la misma distinción recibió el alcalde de Lorca en la ciudad gaditana.
El asta en cuestión es de madera de roble con una longitud de casi tres metros y 33 milímetros de diámetro, con un tosco hierro de lanza de veinte centímetros en la parte superior. Sirvió para el pendón que el rey Juan II regaló a Lorca en 1445, que era un lienzo pintado de azul. Se conserva la parte que estaba sujeta al asta y algunos maltratados jirones que están cosidos a un trozo de damasco carmesí. En cuanto a la tela que se llevó Jerez era morada tornasolada y tejida de oro y existía en el año 1466. En 1470 se hizo otra igual en Venecia por haberse deteriorado mucho la original.
Pero volviendo al Pendón de Lorca, del que como se ha indicado sólo quedan unos jirones, se ha documentado que era más largo que ancho y acabado en dos puntas. El Pendón Real dado por Juan II cuando concedió a Lorca el título de Ciudad Noble, era de color azul con castillos y leones alternados en fondo rojo y blanco. Este emblema tenía que ser renovado de cuando en cuando y así, en febrero de 1547, se contrata con un bordador de Granada llamado Diego López de Cariga para que haga uno nuevo, de damasco carmesí, acabado en hilos de seda, oro y plata.
Este Pendón llevaba los escudos del sello del Concejo, que eran dos y pueden verse todavía, pero en piedra, en la fachada del antiguo Pósito, labrados en 1553 por Sebastián Bocanegra. Esos escudos mostraban, en uno, la figura de un rey coronado sobre un caballo con una espada en su mano derecha y una llave en la izquierda; y en el otro, una ciudad amurallada con torres y castillo. Con el tiempo el escudo de la ciudad se simplifica y evita la duplicidad anterior. La figura del rey se incorpora sobre la torre o castillo con la espada y llave, y se eliminan el resto de los primeros símbolos, el caballo y la ciudad amurallada.
En el año 1985, bajo la dirección artística del pintor e investigador Manuel Muñoz Barberán, el Ayuntamiento encargó un nuevo Pendón, que es el que ahora saca el concejo en sus actos más destacados, basado en el que se había hecho en Granada en 1547. Está bordado en sedas matizadas por una de sus caras sobre damasco carmesí, el color propio de Castilla. En un medallón se reproducen los dos escudos primitivos antes detallados y ambos emblemas comparten la leyenda latina de la ciudad «Lorca solum gratum/ castrum super astra locatum/ ensis minans pravis/ regni tutissima clavis», que se traduce por «Lorca de suelo agradable, de castillos encumbrada, espada contra malvados, del reino segura llave». Están rematados por corona real y debajo se inserta la figura de un sol radiante, símbolo de Lorca. El bordado fue realizado por Engracia Segado Ponce.
La Verdad
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