BALTASAR BUENO «Los valientes soldados de Daroca tremolaron los católicos estandartes en la puerta, que hoy llaman de Serranos€ en este valiente choque salieron heridos su capitán, y su alférez€ Tambien perdieron una de las banderas, cuyas armas eran sus seis ánsares, aves anfibias o promiscuas, tan hijas de la tierra como de las aguas, que el valor de sus soldados es igual en ambos elementos. En renumeracion de hazaña tan gloriosa les dio el Rey Don Jaime dos reales banderas, que solo las nobilísimas barras de Aragon pueden ser digno premio al valor de los soldados de Daroca. Todavia se mantienen en su archivo y Consistorio, como alhajas las mas preciosas, estas dos reales banderas, que en la procesión del Corpus se llevan por dos caballeros regidores, como guiando a la ciuda, o para excitar la memoria de tal hazaña, o para dar a entender, que siempre Daroca tiene presente las honras que le hizo el Rey D. Jaime».
La noticia de estas banderas, participantes en la toma de Valencia, la encontramos en «Compendio Sagrado de la peregrina historia de los Santisimos Corporales y Misterio de Daroca», recopilada por el doctor Tomás Orrios de la Torre, redactada y publicada en 1759, con sucesivas reimpresiones, páginas 13 y 14.
Al subir por la escalera principal del Ayuntamiento de Daroca, Zaragoza, lo primero con que uno se topa es una amplia vitrina con dos enormes banderas de Aragón, en una de las cuales, hasta hace no muchos años estaba expuesta la que izaron en Valencia los Tercios de Daroca que realmente se desfondaron en la conquista de la Ciudad a las órdenes de Jaime I, según la tesis aragonesista y colocaron sus dos enseñas en las Torres de Serranos, aunque la versión valenciana habla de la torre de Ali Bufat, que estaba junto al hoy palacio del Temple.
Lo que queda de una de aquellas dos banderas de que hablan la crónicas darocenses se conserva hoy en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Daroca, celosamente guardado, adherido a una bandera de Aragón moderna, en un cajón de una de las armariadas que contienen múltiples pergaminos.
Tela rojiza, fina y desgastada
Se trata de una telilla rojiza muy fina y desgastada „tejido tafetán y raso protegido por una redecilla dorada datado en el siglo XIII„ sobre la que está pintado el lábaro constantiniano, a la manera el emperador Constantino mandó colocar una cruz y el monograma de Cristo al estandarte imperial como símbolo protector que le condujera a la victoria. Recuérdese que la campaña militar de Jaime I para conquistar el Reino Musulmán de Valencia le fue ordenado por la Iglesia a Jaime I como penitencia con que levantarle la pena de excomunión por haber encarcelado a un Obispo electo de Zaragoza por no ser de su agrado a fin de impedir consagrarlo, proyecto que fue declarado Cruzada contra el infiel.
La bandera hoy en el Ayuntamiento fue conservada siempre en el precioso Museo de la Colegiata Basílica de Daroca, hermoso y suntuoso templo dedicado a Santa María una de cuyas capillas está dedicada a los Sagrados Corporales de Daroca, pero que, en realidad son los del Miracle de Llutxent, que también como trofeo de guerra se llevaron los de soldados de Daroca a su tierra. Con motivo de unas obras de reforma del Museo de la Colegiata, l bandera fue trasladada al Archivo Municipal, aunque mejor estaría en el Museo del templo, muy bien organizado y dispuesto, en una amplia mesa vitrina, protegida, para no tener que trastearla, sacarla y guardarla, cada vez que alguien la quiere contemplar.
Antiguamente la bandera era sacada en las procesiones de Corpus de Daroca, portada por caballeros militares, hasta que se decidió hacer dos grandes banderas, reproducción de las que debieron ser históricas, que son las guardadas en las vitrinas municipales citadas. Los mástiles de éstas, asegura la tradición, son los mismos que llevaban las banderas de los Tercios de Daroca en la conquista de la ciudad de Valencia en 1238.
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