CIUDAD DE MEXICO, México, nov. 19, 2013.- La bandera que fue defendida a sangre y fuego por la brigada Zaragoza durante la Revolución Mexicana, está siendo restaurada por profesores y estudiantes de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del INAH.
La pieza fue fabricada con motivo de la fundación de la División del Norte, el 29 de septiembre de 1913, y sirvió de estandarte en varias batallas de dicho regimiento comandado por el general brigadier Eugenio Benavides, que peleó al lado del general Francisco Villa.
En 1915, la bandera fue tomada en Celaya por las tropas constitucionalistas de Álvaro Obregón para ser enviada a Venustiano Carranza como trofeo de guerra.
La Sala de Historia del Museo de Armas de la entonces Secretaría de Guerra y Marina la albergó desde principios del siglo XX hasta 1947, año en que fue trasladada a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), posteriormente en 1981 pasó al Museo Histórico de la Revolución Mexicana, en Chihuahua.
Un siglo de constante exposición a la luz y al medio ambiente han ocasionado algunos deterioros en la pieza, los cuales actualmente son atendidos por un equipo de especialistas encabezados por la restauradora Rosa Lorena Román Torres, responsable del Seminario Taller de Textiles de la ENCRyM.
“Se conserva el cien por ciento de la pieza original, aunque tiene algunas roturas en el campo rojo, y en el centro presenta deshilados por el uso; además muestra una transposición de color y ahora es roja, blanca y verde, porque durante mucho tiempo permaneció doblada para su exhibición”, explicó Itzel Hernández Luna, estudiante del tercer semestre de la licenciatura en restauración de dicho taller.
Por su parte, la alumna Erika Obregón, quien también participa en la restauración, explicó que la bandera está confeccionada en raso de seda con urdimbre de algodón y trama de seda, “son telas muy lujosas y brillosas porque les tenían mucho respeto, lo mismo ocurre con la indumentaria religiosa que era confeccionada con las mejores telas. Cuando haces un estudio por época te das cuenta de que el cambio en los materiales depende del tiempo de paz o de guerra”.
Erika Obregón mencionó que la pieza ha sido sometida a varias pruebas antes de su intervención, entre ellas un análisis con pistola de fluorescencia de rayos X que permitió identificar que el escudo fue realizado al óleo y las letras se hicieron con purpurina de latón. Mientras que una mancha que se encuentra en el campo rojo es de titanio, material se empezó a usar en 1940, cuando la bandera ya estaba en resguardo de la Sedena. También se hicieron pruebas de colorimetría y se detectó que los tonos de las telas son sintéticos.
Añadió que la bandera ya tuvo una intervención anterior en 1980, cuando le colocaron una crepelina de seda cosida con hilo rojo del mismo material.
Después de varios meses de observación e investigación, las telas de los campos de la bandera fueron sometidas a una limpieza en la que se alinearon los hilos sueltos y corrigieron deformaciones. Se decidió utilizar un sistema de refuerzo por costura en donde se colocaron soportes de sedas (tafetanes y crepelinas) teñidas con los tonos lo más cercano a los originales. Todo esto cosido con la puntada de restauración e hilo de seda. Al finalizar el trabajo se dieron las pautas para el cuidado y mantenimiento post-restauración cuando se haga su exhibición, transporte y depósito.
Lorena Román señaló que la restauración de la bandera de la brigada Zaragoza, forma parte de un convenio con la Sedena para intervenir banderas revolucionarias procedentes de la casa de Francisco Villa y del Museo Histórico de la Revolución Mexicana, que comenzó hace varios años.
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