20.10.15

El lábaro gana la batalla oficial


MARIO CERRO | SANTANDER

Es cuestión de tiempo, el que se marquen en la agenda los grupos políticos del Parlamento, que el lábaro sea reconocido como emblema «representativo del pueblo cántabro». La mayoría de los partidos –PRC, PP y Podemos ya han dicho sí, el PSOE «no se opondrá» y Ciudadanos «lo está estudiando»– aprobará la propuesta de ADIC para que la bandera pase a ser un símbolo de la comunidad autónoma y lo haga sin cuestionar la oficialidad de la bandera blanca y roja de Cantabria ni de su escudo. La Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria conseguirá de esta forma desbloquear la propuesta, la misma propuesta que presentó hace seis años y que, entonces, se estancó en el Parlamento. En aquella ocasión, también con un gobierno PRC-PSOE, se argumentó que había otros asuntos prioritarios motivados por la crisis económica, pero lo cierto es que ahora el escenario político ha cambiado con la llegada de nuevos partidos al Parlamento y también ha mejorado –al menos en datos macroeconómicos– la coyuntura económica.

En aquella ocasión no se dieron más pasos. Más bien al contrario, se alzaron voces en contra de reconocer el lábaro como símbolo regional, aunque no se pretendía competir en oficialidad con la actual bandera. Para ello habría que cambiar el Estatuto de Autonomía. Un estudio del fallecido historiador Joaquín González Echegaray tachó al lábaro de un «invento con fines políticos» y su compañero, también fallecido, José Luis Casado Soto, entonces director del Museo Marítimo del Cantábrico, apoyó esa tesis: «No existe la más mínima evidencia de que los cántabros tuvieran símbolos y señas comunes, ni siquiera cuando llegaron los romanos».

Seis años después muchos expertos siguen cuestionado el rigor histórico del lábaro y ADIC sigue defendiendo el arraigo popular de la enseña, diseñada a finales de los años setenta y utilizada en principio por distintos colectivos cantabristas.Ramón Teja, catedrático emérito de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria y exconsejero de Cultura, Educación y Deporte en el primer Gobierno autonómico, cuestiona el alcance que ese reconocimiento del lábaro como símbolo puede tener: «La trascendencia de esto a mí me recuerda cuando Sabino Arana se inventó la ikurriña y Unamuno dijo que todas las banderas eran trapos de colores. Eso es así, lo que pasa que un trapo se generaliza y se acepta o no». A su juicio, el hecho de que el lábaro sea reconocido como símbolo «se trata de una invención que no tiene base histórica en la época romana».

El catedrático recuerda que lábaro es un término que se utiliza en latín para indicar las enseñas que llevaban las legiones romanas. «No hay base histórica, ahora bien, que se quiera adoptar y la gente lo adopta y le gusta. Pues igual que el PNV hizo una bandera y después la han adoptado los vascos», sentencia. Otro debate, asegura, es la aceptación social.

Ramón Bohigas, catedrático de Geografía e Historia, señala que la historia de la región está mejor simbolizada en la actual bandera autonómica, que también incorpora el lábaro a través de la decoración de una de las caras de la Estela de Barros. Bohigas cree que convertir en «exclusivo y excluyente» un símbolo que estaba en uso en un tiempo anterior y quizás un poco posterior a la conquista romana del norte de Hispania y de Cantabria, «tiene el mismo problema historiográfico que supone hacer remontar la esencia de Cantabria exclusivamente al mundo anterior a la conquista romana del territorio». Sin embargo, cree hay que tener en cuenta que ese signo que aparece en las estelas gigantes, en un ámbito geográfico que es la Cantabria antigua, que es más amplia que la actual autonomía, sí que tuvo un valor simbólico. «Hace 2.000 años a las gentes que habitaban esta tierra algo les decía y probablemente podía tener cierto nivel de valor identitario».

Por su parte, Aurelio González-Riancho Colongues, médico de profesión y miembro del Centro de Estudios Montañeses y del Grupo Alceda, pide «rigor histórico». «Cualquier iniciativa popular que nazca desde el cariño a la historia y a la tradición debe ser valorada positivamente, pero creemos que debe exigirse asimismo un rigor histórico que excede lógicamente al conocimiento de nuestras instituciones políticas». En este sentido, reclama que la petición que se hace al Parlamento deba ser «obligatoriamente» estudiada en el Centro de Estudios Montañeses, «órgano consultivo obligado para un asunto de tanta importancia».

«Guste o no guste»

En declaraciones a este periódico, el presidente del colectivo cántabro,Carlos Alutiz, asegura que ADIC siempre ha dejado claro que no han querido quitar «rango alguno» a la actual bandera autonómica y que por encima de todo está «el arraigo popular indiscutible que tiene actualmente el lábaro». Alutiz no entra en debates históricos, pero recuerda que el motivo central de esta enseña, «guste o no guste a historiadores y no historiadores», está incluido en el actual escudo de la bandera autonómica. «Podemos entrar en discusión de los colores –en este caso el magenta y oro– , pero el símbolo central, que es la estela, no se puede negar y está totalmente asimilado por las instituciones».

El presidente de ADIC recuerda que la estela es la representación de las antiguas estelas cántabras de más de dos mil años de antigüedad. E insiste. «Lo importante es el arraigo de una bandera que está presente en el día a día». También aclara que ADIC fue la encargada de «recuperar y potenciar» el lábaro, «pero no es la bandera de ADIC». «El lábaro está totalmente asimilado por cualquier cántabro sea de una ideología u otra. En ningún momento hemos querido solapar una bandera con la otra ni buscar la cooficialidad . Solo hay que salir a la calle para comprobar que en cualquier acto musical, cultural en general, deportivo o social se exhiben lábaros cántabros».

Los argumentos de ADIC quedaron plasmados en 2009 en una carta publicada en este periódico por su Junta Directiva, en aquel entonces presidida por Bernardo Colsa. «Nosotros observamos la realidad de un pueblo vivo, que evoluciona. Ese conjunto de ciudadanos, cada vez más mayoritariamente y de manera absolutamente espontánea, elige una bandera que no es oficial. No se puede obviar la realidad y es necesario afrontar la cuestión», señaló ADIC en ese escrito titulado ‘El lábaro, entre la mitología, la historia y la realidad’.

El Diario Montañés

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