Dublín, 3 dic (EFE).- Los partidos políticos norirlandeses podrían considerar la adopción de una nueva bandera para Irlanda del Nortea como solución a uno de los problemas que afectan al proceso de paz, reveló hoy el exdiplomático estadounidense y mediador entre todas las fuerzas de la provincia británica, Richard Haas.
El mediador estadounidense mantiene desde septiembre conversaciones con todas las formaciones de la región para tratar de llegar a un acuerdo respecto a asuntos como el de las banderas, los desfiles y el legado de 30 años de un conflicto que causó más de 3.500 muertos.
En una carta divulgada hoy, Haas pregunta a los partidos: "¿Cómo sería un proceso encaminado a diseñar y validar una nueva bandera para Irlanda del Norte? ¿Qué papel podría desempeñar esa bandera en la sociedad civil?".
El experto estadounidense confía en obtener a final de este mes respuestas concretas a algunas de esas cuestiones, que han hecho brotar actos de violencia en las calles de la provincia.
Así sucedió el pasado verano durante la temporada de desfiles de la orden protestante de Orange o a principios de este año, cuando cientos de policías resultaron heridos en enfrentamientos con jóvenes protestantes y católicos por la retirada de la bandera británica del ayuntamiento de Belfast, que solo ondea ya en días señalados.
Esta situación ha contribuido al empeoramiento de las relaciones entre los cinco partidos que forman el Gobierno autónomo de poder compartido entre católicos y protestantes, incapaces de llegar a un acuerdo.
Haas pidió a los políticos que aporten ideas sobre la posibilidad de redactar un "código de conducta" que establezca normas sobre el despliegue de "banderas y emblemas de manera no oficial en lugares públicos", como podría ser un desfile orangista o en los murales de fachadas de edificios.
Entre 1953 y 1972, cuando se suspendió la autonomía, la bandera de Irlanda del Norte era de fondo blanco sobre el que destacaba la cruz de San Jorge roja, en cuyo centro se situaba una estrella de seis puntas (una por cada uno de los seis condados de la provincia), con una mano roja en su interior, rematado el conjunto por la corona real británica.
Aunque la "Union Jack" británica es desde entonces la oficial, algunas organizaciones deportivas y autoridades locales controladas por formaciones unionistas, partidarias de la permanencia en el Reino Unido, aún usan el antiguo estandarte.
La comunidad católica-nacionalista norirlandesa, por su parte, se identifica fuertemente con la bandera tricolor (verde, blanca y naranja) de la República de Irlanda.
En su misiva, Haas, enviado especial de EEUU para la provincia entre 2001 y 2003, también lanzó ideas sobre la espinosa cuestión del legado del conflicto, sobre el que algunos sectores quieren correr un velo.
El fiscal general norirlandés, John Larkin, propuso el pasado mes archivar todos los delitos cometidos por los grupos paramilitares católicos y protestantes, la Policía y el Ejército británico antes de la firma, el 10 de abril de 1998, del Acuerdo de paz del Viernes Santo.
Tras el rechazo unánime de todos los partidos, Haas solo ha sugerido "reformar, mejorar o combinar" el trabajo de los organismos oficiales encargados de investigar los delitos del pasado.
El mediador regresará a Belfast la próxima semana para intensificar sus encuentros con los partidos, de los que espera propuestas concretas respecto a esos asuntos para fin de año.
A la violencia callejera de los últimos meses se suma la amenaza de los grupos disidentes del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), cuya campaña terrorista representa un riesgo real para la paz en la provincia, según las fuerzas de seguridad.
La Vanguardia
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