Confeccionada para la ceremonia realizada el 12 de febrero de 1818, se encuentra en un lamentable estado, rasgada y deslavada. Expertas del Museo Histórico Nacional la reparan con materiales importados como parte de un proyecto Bicentenario.
Por Miguel Ortiz A.
¿Blanco, azul y rojo?
No.
"Está beige, celeste y naranja... está muy deteriorada, completamente desteñida", cuentan Catalina Rivera y Francisca Campos, del Museo Histórico Nacional.
Ellas están a cargo de la restauración de la bandera chilena que, el 12 de febrero de 1818, utilizó el entonces Director Supremo Bernardo O'Higging para proclamar, jurar y firmar el acta de independencia nacional.
Han pasado 190 años desde que doña Dolores Prats de Huici confeccionó el pabellón patrio, conocido como "la bandera de la estrella solitaria"... y ahora, gracias a la iniciativa de la Comisión Bicentenario, el emblema será restaurado para su exposición pública en 2010.
La historia que acompaña a la bandera es sorprendente: ha cambiado de custodios en reiteradas ocasiones. Estuvo incluso en manos de integrantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), quienes la robaron desde el museo en 1980. Tanto ir y venir (ver recuadro) le ha significado graves daños al emblema, que hoy figura rasgado y deslavado, casi irreconocible.
El secretario ejecutivo de la Comisión Bicentenario, Javier Luis Egaña, cuenta que la idea de reparar la bandera fue un proyecto que la Presidenta Michelle Bachelet "acogió de inmediato (...) Nos parece que es una oportunidad histórica el poder recuperar, con toda su dignidad, el emblema patrio". De hecho, la restauración será costeada con recursos fiscales y sin escatimar en gastos.
Sedas de Francia y pegamento neoyorquino
Las restauradoras del Museo Histórico -quienes además realizan un trabajo investigativo sobre la historia de la bandera- cuentan que para su trabajo necesitan "materiales muy específicos" que, en algunos casos, han debido encargar en el extranjero.
"Hemos comprado seda en Francia y un adhesivo especial en Nueva York", explica Catalina Rivera, licenciada en Arte de la Universidad Católica. Francisca Campos, su compañera de labores, cuenta que para las costuras necesarias usan "agujas de sutura clínicas, porque como tienen la punta curva es más fácil trabajar en un lienzo de doble faz".
Y es que la bandera original, a diferencia de las que conocemos hoy, tiene dos caras diferentes: en una se puede ver un escudo central con un volcán que representa la revolución, mientras que el otro lado aparece una columna dórica coronada por una estrella pentagonal que representa la libertad. Ambas figuras son "lo mejor conservado" del emblema, según sus restauradoras.
La estrella está levemente girada hacia la izquierda "con la idea de que la perspectiva que se produce al flamear genere la ilusión de que en realidad está derecha", explican en el museo.
Al centro de la estrella, en un detalle que ya se perdió, figuraba un asterisco de ocho brazos, zurcido con pequeñas perlas, y que representaba el amanecer.
No se teñirá, pese a la pérdida de color
El paño rojo que completa la composición es, quizás, lo más dañado de todo. Rivera cuenta que "se ha perdido toda la trama (hilos horizontales del tejido) y sólo tiene el urdimbre (filamentos verticales)".
El trabajo que realizan en el museo, en todo caso, "no contempla rehacer lo que se ha perdido" sino sólo "recuperar su estética y estabilizar el material". En ese sentido, la bandera no será teñida para que recupere sus colores, ni tendrá intervenciones en su tejido. "Sólo haremos una puesta en valor del emblema, en eso consiste su restauración", afirma Campos.
Se volverá a exhibir en 2010
La bandera mide 1,40 x 2,40 metros y ya fue "muy mal retocada" en 1975, se lamentan las restauradoras. "Ese año, de buena voluntad y porque eran conocidas como excelentes costureras, algunas hermanas del convento de las monjas Claras de Santiago la cosieron a máquina para reforzarla", cuenta Campos...
"¡Pecado mortal!", añade Rivera, "en vez de arreglarla, los hilos nuevos tensaron la tela y terminaron por romperla".
El trabajo que está realizando el museo finalizará en diciembre del próximo año "con la idea de que vuelva a estar expuesta al público en enero de 2010, para el Bicentenario".
Desde 2004 que el pabellón está guardado en un depósito especial. Ese año los chilenos pudieron verla por sólo dos semanas pues recién había sido recuperada de manos del MIR e inmediatamente decidieron guardarla, dicen sus conservadores, "porque no estaba en las condiciones suficientes para ser exhibida".
Ladrón se enrolló la bandera en el cuerpo
El emblema fue robado del Museo Histórico Nacional una tarde de domingo de 1980 por un individuo que, con la bandera enrollada en su cuerpo, salió gritando consignas de izquierda. Finalmente regresó al Museo Histórico el 19 de diciembre de 2003.
Andrés Pascal Allende, fundador del MIR, argumenta que "la bandera fue sacada del museo como un acto simbólico, debido a la violación contra la institucionalidad del país por parte de la dictadura de Pinochet".
La bandera "durante veintitres años estuvo en manos de familias que formaron parte de la resistencia al gobierno y se devolvió en perfectas condiciones, porque se guardó con mucho respeto" y "se le practicaron los cuidados técnicos que requiere (...) Nunca fue expuesta al sol y siempre estuvo bajo el secreto más estricto. ¡Ni yo sabía donde estaba!", recuerda Pascal.
Existe, además, lo que Pascal considera una "leyenda": la bandera habría salido del país para permanecer algunos años en Cuba, bajo el cuidado del propio Fidel Castro. "Eso no es cierto, (la bandera) nunca salió de Chile", asegura el ex mirista.
Y sobre la devolución al Estado chileno, Pascal recuerda que "tras pensarlo mucho y consultando el tema con varios ex compañeros miristas se consideró que era conveniente que el nuevo gobierno civil pudiera exponerla y las nuevas generaciones conocerla".
Edita Salvadores (83) -madre de Cecilia Castro y suegra de Juan Carlos Rodríguez, ambos detenidos desaparecidos en 1974- fue junto a su amiga Luz Encina quien recibió el emblema de manos del MIR y la entregó al museo.
La idea de devolverla, cuenta su nieta Valentina Rodríguez, era "dar una señal potente para que el gobierno se comprometiera a investigar con mayor decisión las pistas que indicaban que en Quintero habían sido arrojados al mar, atados a rieles, los cuerpos de varios detenidos".
El objetivo se cumplió, "porque después de eso se puso al juez Juan Guzmán para que se dedicara exclusivamente al tema y desde entonces, aunque lentamente, se ha ido avanzando". Incluso, agrega Edita Salvadores, la Presidenta Bachelet ya aprobó la construcción de un memorial en Quintero.
Salvadores nunca olvidará aquel día viernes cuando devolvió la bandera. "Un auto nos pasó a buscar con el mayor de los secretos y nos dio vueltas y volteretas por todo Santiago antes de llegar a Ñuñoa, donde un muchacho encapuchado me pasó la bandera envuelta, y me dijo cosas muy bonitas que hoy no recuerdo (...) Fue impactante, impresionante. Sobre todo la llegada a la Plaza de Armas, donde yo le pasé la bandera a la directora del museo. La gente gritaba y yo tenía los pelos de punta".
El agitado itinerario del emblema: "Ha estado en demasiadas manos"
Los restauradores aseguran que "si uno piensa en la conservación de la bandera es obvio que ha estado en demasiadas manos, más de las que uno quisiera".
Este es el itinerario del emblema:
l1818: Es confeccionada por doña Dolores Prats de Huici y entregada a Bernardo O'Higgins para la ceremonia de Jura de la Independencia.
Durante años flameó en el edificio de la Real Audiencia y luego fue trasladada a la Municipalidad de Santiago.
1925: Pasa a formar parte de la colección del Museo Histórico Nacional.
1975: Monjas Claras la "restauran" por primera vez.
1980: Es robada por el MIR.
2003: Por gestiones de familiares de detenidos desaparecidos, la bandera regresa al museo.
2004: Es expuesta durante dos semanas.
2007 (noviembre): Presentan proyecto para restaurarla. Comisión Bicentenario consigue financiamiento del gobierno.
2010 (enero): Volverá a ser exhibida en el Museo Histórico Nacional.
La Segunda