El investigador Pere Maria Orts plantea, a partir de un escrito de 1882, que la ciudad de Valencia conservaba entonces tres banderas históricas, las mismas que se exhiben actualmente, sólo que una (la que procesiona cada Nou d'Octubre) se confeccionó en 1928. La situación genera así una inquietante duda sobre si pudo haber algún interés en hacer desaparecer una de las telas antiguas.
Las tres senyeres que Vives Azpiroz cita (Folleto escrito para justificar que la bandera que pusieron los moros, para señal, en la torre de Ali-Bufat, no es la Real bandera del Ejército Conquistador de Valencia, 1882) son "la bandera llamada de la conquista" (conocido hoy como el penó de la conquesta), el "antiguo pendón de la ciudad, que ya existía en tiempos de las Germanías" y "la Real Señera del ejército conquistador de Valencia".
Esta última era la que se sacaba en cada centenario de la entrada de Jaume I en Valencia. Después del de 1838, el secretario del ayuntamiento la describe así (lo recuerda Orts en su artículo): "Es de cuatro telas estrechas de seda carmesí sobre otras de gaza de oro, que todo forma las armas de Aragón; y por remate una celada coronada y el murciélago encima, todo de plata".
Este emblema se guardaba a partir del siglo XVIII en la llamada "arca de las tres llaves" y eso mismo es lo que recoge Vives Azpiroz en su folleto de 1882. Dice el edil que el penó de la conquesta y el de la ciudad se conservaban "dentro de dos pirámides de cristal" y "la Real Señera, dentro de un baúl de baqueta", junto con la espada de Jaume I.
Bandera del ejército conquistador
Esta bandera "del ejército conquistador" sería, por tanto, la que pudiera haber desaparecido -al menos, no está expuesta ni se tiene conocimiento de ella-, a tenor de las descripciones que aporta Azpiroz. Pero ello no deja de ser una hipótesis. No obstante, en algunos círculos nacionalistas se han recogido ya los argumentos expuestos por Pere Maria Orts para aventurar un posible interés en la pérdida de esta senyera del Reino, pues, según la descripción de 1838, podría no tener franja azul.
Orts, que no conocía el opúsculo de Azpiroz cuando redactó su síntesis histórica, señala ahora que el reencuentro con la senyera le ha dejado "cierta angustia", por el "poco encantador interrogante que se abre".
Levante