El vexilólogo bilbaíno Juan José González ha creado en la última década hasta veintisiete enseñas de otros tantos municipios vizcaínos. La última, la de Basauri, un estandarte de cruces blanca y azul sobre un fondo rojo que, tras su aprobación en el pleno municipal, aún deberá recibir el visto bueno en Juntas Generales.
-¿Cómo arranca el proceso para crear una bandera?
-Me baso en la historia y en la heráldica de cada lugar. En el caso de Basauri, por ejemplo, escogí el rojo porque es un color que aparece en su escudo y es el que identifica al pueblo. La cruz azul simboliza Basauri como anteiglesia, ya que los antepasados se reunían en los alrededores de la iglesia de San Miguel para tomar decisiones soberanas, que afectaban a todos los ciudadanos, dado que no existía ningún organismo. Y la blanca es una cruz griega flordelisada que se adjudica a todo aquel que venció al enemigo del Cristianismo y los Evangelios cuentan que San Miguel derrotó a Satán.
-¿Hay reglas escritas u otro profesional hubiera dibujado una bandera completamente diferente para Basauri?
-Cada maestrillo tiene su librillo. Yo, por ejemplo, no me fijo en cuestiones geográficas, prefiero basarme en los aspectos históricos de los pueblos y preguntarme por qué existen. La vexilología es un campo muy abierto, no hay estudios reglados pero exige saber mucha historia y heráldica sobre cada lugar. Yo, además de vexilólogo, soy vexilógrafo ya que no sólo investigo, sino que las creo y las dibujo, pero hay expertos que no hacen los bocetos.
El 'bautismo' en Morga
-Hace una década 'dibujó' su primera bandera.
-Empecé en el año 1996, tontamente. Un amigo me presentó al alcalde de Morga y el hombre me contó que en el pueblo no tenían ni bandera ni escudo. Al final, les hice un informe basado en la investigación histórica, y les presenté una propuesta de escudo y de bandera. También he corregido los escudos de Ermua, Orduña y Elorrio.
-Ha diseñado 27 banderas en Vizcaya. Tendrá sus favoritas.
-Mejor que diseñado, he creado. Bueno, en realidad han sido más, pero me han aprobado 27. En Orduña, Sopelana, Gorliz, Urduliz, Derio, Zamudio, Larrabetzu, Areatza, Muskiz, Güeñes... Todas son igual de importantes, así que no podría elegir una. Ideé también el estandarte de Labastida, pero, excepto en este caso, no me he atrevido a crear más banderas fuera de Vizcaya porque tengo que conectar con la idiosincrasia del lugar en cuestión y, por mucho que investigues, siempre tienes dudas sobre qué colores motivarán a la gente.
-¿Le han dicho 'no' alguna vez a sus propuestas?
-De momento no, aunque hay algunas, como la bandera de Getxo, que está diseñada y aprobada en pleno desde el año 2001, pero que duerme el sueño de los justos a falta de que se le dé el visto bueno en Juntas Generales. En Orduña, por ejemplo, hubo un grupo independiente que puso objeciones y se abstuvo en la votación plenaria. Entonces remitimos el boceto de enseña a la Real Academia de la Historia para que hiciese un juicio de valor y recibimos su respaldo, lo que avaló el proyecto. Así, al apoyo político del pleno, se sumó el visto bueno académico y la legitimidad fue total.
«Hacerla suya»
-¿Cómo conseguir que el pueblo se identifique con la bandera?
-La gente tiene que conocerla, asimilarla y hacerla suya. Por ejemplo, tengo un gran recuerdo de Arrigorriaga porque cuando se aprobó su bandera, el Ayuntamiento repartió enseñas durante las fiestas y, en pocos días, el pueblo engalanó sus balcones.
-¿Qué siente al verlas ondear?
-Me llena. Son como una parte de mí, como mis hijas. Al fin y al cabo, han salido de tu mente y de tus manos.
-Pero en ocasiones también son objeto de polémica.
-Porque representan sentimientos e ideas y, a veces, los seres humanos nos dejamos llevar por nuestras más bajas pasiones y desencadenamos enfrentamientos que no deberían darse en ningún caso. Lo que no debe significar nunca una bandera es conflicto, y si lo hace, considero que es mejor que no ondee.
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