Curtis ya tiene bandera. Tras dos años de larga espera, el alcalde de este concello de A Coruña, el popular Javier Caínzos, podrá colgar la insignia en la casa consistorial junto a las de Galicia, España y la UE. Podría haberlo hecho ya ayer, tras la publicación en el Diario Oficial de Galicia ( DOG ) de la autorización de este símbolo por parte de la Comisión de Heráldica de la Consellería de Presidencia, pero aún tendrá que aguardar por lo menos un mes más, el tiempo que tarde el taller en confeccionarla. Y es que la aprobación cogió por sorpresa al alcalde, que ayer justificó el retraso aduciendo que «a bandeira en tela aínda non a tiñamos encargada».
Todo pueblo quiere ver ondear la suya, aunque le den luz verde tarde. Desde las 12 tribus de Israel hasta las ciudades-estado de los griegos, cada localidad ha tenido siempre un símbolo que la identifique. Por eso, los municipios de Cuntis, Oleiros, Forcarei, O Grove, O Porriño, O Rosal, Oroso, Tui, Mondariz, Vilagarcía de Arousa, Arzúa, Cedeira, Fisterra, Foz, Negreira, Ponteceso, Ribeira, Trazo, Salceda de Caselas, Folgoso do Caurel, Illa de Arousa, Muíños, Nogueira de Ramuín, Ordes, Os Blancos, Samos, Vila de Cruces y Xunqueira de Espadanedo no quieren ser menos.
Estos son los 28 ayuntamientos gallegos que están aguardando ahora a que los técnicos de la Comisión de Heráldica, órgano consultivo creado por decreto en 1992, emita un informe favorable a la homologación de sus respectivos pendones, una resolución que en última instancia tiene que aprobar el Consello de la Xunta.
Cada uno de ellos tendrá que defender con dureza su insignia, alegando por qué los define. Curtis, por ejemplo, eligió los colores de su escudo, el verde y el amarillo, y en el centro, un roble, especie autóctona que ha caracterizado al hábitat de la zona durante años. Las dos aspas hacen referencia a los dos núcleos principales de población que tiene el concello, mientras que las cuatro estrellas equivalen a las parroquias en las que se divide el territorio.
Con esa defensa, aunque los técnicos tardaran cerca de dos años, ha logrado el reconocimiento de su bandera.
Todo pueblo quiere ver ondear la suya, aunque le den luz verde tarde. Desde las 12 tribus de Israel hasta las ciudades-estado de los griegos, cada localidad ha tenido siempre un símbolo que la identifique. Por eso, los municipios de Cuntis, Oleiros, Forcarei, O Grove, O Porriño, O Rosal, Oroso, Tui, Mondariz, Vilagarcía de Arousa, Arzúa, Cedeira, Fisterra, Foz, Negreira, Ponteceso, Ribeira, Trazo, Salceda de Caselas, Folgoso do Caurel, Illa de Arousa, Muíños, Nogueira de Ramuín, Ordes, Os Blancos, Samos, Vila de Cruces y Xunqueira de Espadanedo no quieren ser menos.
Estos son los 28 ayuntamientos gallegos que están aguardando ahora a que los técnicos de la Comisión de Heráldica, órgano consultivo creado por decreto en 1992, emita un informe favorable a la homologación de sus respectivos pendones, una resolución que en última instancia tiene que aprobar el Consello de la Xunta.
Cada uno de ellos tendrá que defender con dureza su insignia, alegando por qué los define. Curtis, por ejemplo, eligió los colores de su escudo, el verde y el amarillo, y en el centro, un roble, especie autóctona que ha caracterizado al hábitat de la zona durante años. Las dos aspas hacen referencia a los dos núcleos principales de población que tiene el concello, mientras que las cuatro estrellas equivalen a las parroquias en las que se divide el territorio.
Con esa defensa, aunque los técnicos tardaran cerca de dos años, ha logrado el reconocimiento de su bandera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario