FRANCESC RELEA - Valença do Minho - 08/04/2010
Bandera española en mano, decenas de vecinos van llegando a las puertas del centro de salud de la localidad portuguesa de Valença do Minho, junto a la frontera con Galicia. Como cada tarde, la concentración está convocada a las 6 de la tarde, para iniciar una manifestación cuyo destino se mantiene en secreto hasta el último momento para tratar de despistar a los efectivos de la Guardia Nacional Republicana (GNR). "Vamos a seguir así todos los días, hasta que vuelvan a abrir el servicio de urgencias", dice airada Lina Pereira, cocinera de un hotel. "Estamos dispuestos a ir a Lisboa, si es necesario, con las banderas españolas".
La imagen ya empieza a formar parte del paisaje de esta localidad de 15.000 habitantes, que ha decidido enarbolar la bandera española, cosa insólita, como símbolo de la protesta contra la ministra de Salud por el cierre del servicio de urgencias de Valença. Las enseñas ondean en las manos de los manifestantes, en vehículos y en numerosos balcones y puertas de casas y comercios.
Una protesta original e inédita, que ha servido para atraer la atención de la prensa portuguesa y española y que, lógicamente, no ha sentado nada bien a las autoridades portuguesas que, de momento, prefieren dar la callada por respuesta. Ni el primer ministro, José Sócrates, ni la ministra de Salud, Ana Jorge -responsable de la polémica decisión-, han querido comentar la actitud de los vecinos de Valença.
"No tenemos ninguna intención de cambiar de nación. Somos portugueses, y respetamos tanto la bandera española como la nuestra", dice Lina Pereira. "Pero la verdad es que en estos momentos nos sentimos más apoyados por los españoles que por los portugueses. ¡Viva España!".
El uso de la bandera, repiten todos los vecinos consultados, es en agradecimiento a las palabras de Antonio Rocha, alcalde de Tui, al otro lado de la frontera, que dijo que todos los pacientes de Valença que lo requieran serán bienvenidos en el servicio de urgencias del centro de salud de la localidad pontevedresa. Nuestros profesionales, vino a decir el alcalde, no hacen distinción de nacionalidades. "Queremos agradecer las palabras del alcalde y ridiculizar a la ministra", dice Julia Abreu, que compró la bandera española a un vecino por el módico precio de dos euros.
Cruzando el puente internacional sobre el Miño, al otro lado de la frontera, las cosas se ven de distinta manera, que no siempre coincide con las generosas palabras del alcalde de Tui. Una médico del servicio de urgencias del Punto de Atención Continuada de la localidad gallega explica que en los últimos días ha habido un sensible aumento de pacientes portugueses tras el cierre del servicio en Valença. "Las declaraciones del alcalde fueron poco afortunadas. Tendría que venir por aquí. Dos médicos y un enfermero cubrimos una población de 34.000 habitantes. Estamos al límite. Si ahora se nos añaden los 15.000 habitantes de Valença, no sé qué pasará".
Carlos Natal, portavoz del colectivo de usuarios del centro de salud de Valença, tuvo la idea de utilizar la bandera española como símbolo de la protesta. El alcalde de Tui se lo puso en bandeja, pero en el fondo sabía que tendría consecuencias e incomodaría a las autoridades portuguesas. Encargó mil enseñas a un negocio chino en la localidad gallega de Porriño, que en menos de 48 horas tenía listo el pedido. El negocio es el negocio. El día siguiente se repartieron entre la población y en cuestión de horas empezaron a ondear en Valença.
La realidad es que los habitantes a ambos lados de la frontera viven con mucha cercanía todo lo que se cuece al otro lado. "Somos portugueses, pero todos tenemos un rinconcito español en nuestro corazón. Soy seguidora de Nadal, de Alonso, y soy del Barça", dice Lina Pereira.
El País
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