Un grupo de estudiantes riojanos en Madrid constituyó el núcleo inicial del Colectivo Riojano, impulsando iniciativas como la de la cuatricolor
C. SOMALO/ Logroño
El nacimiento de la bandera de La Rioja tiene su historia particular y casi 30 años, aunque el reconocimiento oficial fuera posterior y cuando se había convertido en un clamor con pegatinas de los coches y fiestas de los pueblos.
C. SOMALO/ Logroño
El nacimiento de la bandera de La Rioja tiene su historia particular y casi 30 años, aunque el reconocimiento oficial fuera posterior y cuando se había convertido en un clamor con pegatinas de los coches y fiestas de los pueblos.
La historia de la ‘cuatricolor’ nace en el seno del Colectivo Riojano en el transcurso de una semana de actividades celebrada en octubre de 1977 en el Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid. Aquella semana de La Rioja tiene hoy algunos tintes míticos. Meses atrás, el mismo grupo de estudiantes realizó una consulta a José María Oria de Rueda, quien remitió varias propuestas, todas ellas con los cuatro colores de referencia. En marzo del mismo año editaron la primera revista ‘Garnacha’, en la que demandaban un símbolo de identidad.
La mesa del salón de actos del San Juan Evangelista en la que se sentaron los invitados fue cubierta con una bandera, la ‘cuatricolor’. Algunos andaluces, de los muchos que vivían en aquel colegio y a los que no se les reconocía todavía oficialmente la verde y blanca, se preguntaban, «¿Qué es eso?» «La bandera de La Rioja». «¡Ah!». Ni por asomo podían imaginarse que el medio centenar de riojanos que integraban un grupo compacto en un colegio de más de cuatrocientos estaban pidiendo autonomía para su tierra. Carmen, Jesús e Iñaki fueron invitados para cerrar la semana de actos en un concierto multitudinario con reparto de chorizo escaldado de Baños y vino de La Rioja para todos los asistentes.
A partir de entonces, todo fue distinto. El Colectivo Riojano hizo historia sin pretenderlo, sin saber que la estaban haciendo. Inmediatamente después, editó unas pegatinas ovaladas con los cuatro colores que figuran en la bandera y con la disposición actual. Y se distribuyeron para reivindicar la historia de «una identidad olvidada» y reclamar el derecho a convertirnos en una región. Miles de coches lucieron la pegatina de lo que quería ser un símbolo de identidad. La calle se encargó de asumir aquel símbolo de identidad como propio, extendiéndose en las fiestas y conciertos musicales por numerosas localidades riojanas como Huércanos, Baños de Río Tobía, Haro...
¿Y la consulta popular que se realizó desde la Diputación General, siendo presidente el desaparecido Julio Luis Fernández Sevilla y encargada a Felipe Abad León?
Nunca se encontraron ambas iniciativas; no tuvieron nada que ver ni en su proceso, ni en el desarrollo paralelo. Algunas voces clamaron contra lo que consideraban «la imposición» de una bandera, como hicieron antes demandando un estudio socioeconómico para conocer «la viabilidad» de una región uniprovincial. Desde la extinta Diputación articularon una consulta ‘popular’ con jurado incluido. La iniciativa oficial fue aparcada por los hechos. La ‘cuatricolor’ campaba a sus anchas por toda la región. El reconocimiento oficial de la bandera vino refrendado más tarde.
La Rioja.com (imagen: Sociedad Española de Vexilología)
1 comentario:
Lo primero, amigo canario, enviarte un saludo desde Logroño.
Lo segundo me gustaría comentarte que en efecto, la cuatricolor que presentas es la oficial pero, que la gente de la calle siempre porta la "Viblanvera". Cuatricolor en la que en lugar del color rojo, se utiliza el color vino. De ahí el nombre: VIno BLANco VERde Amarillo.
Así mismo acostumbramos a poner Rioja en lugar de La Rioja, pero eso ya es harina de otro costal.
Un fuerte abrazo a toda Canarias desde la Rioja.
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