16.4.09

La bandera de Río Negro

Pretendo responder a partir de este artículo algunas inexactitudes en las que ha incurrido el Dr. Carlos Solivérez en una nota publicada por este medio hace algunos días atrás, en relación con la bandera seleccionada por el Poder Ejecutivo de Río Negro.

Se impone la necesidad de llevar a su conocimiento que lo afirmado en cuanto a que, "la elección de una bandera requiere un cuidadoso estudio del tema y que debe ser hecho tanto por historiadores como expertos en heráldica", carece totalmente de certeza científica, en lo que atañe a la heráldica, toda vez que se desconoce la diferencia fundamental que existe entre la ciencia Heráldica y la ciencia Vexilología.

La primera se dedica al estudio y la explicación de los blasones a través de sus reglas, mientras que la Vexilología tiene como metas promover y realizar estudios e investigaciones de carácter histórico, científico y técnico, o sea del origen, significado, formas y demás características de toda clase de banderas, gallardetes, estandartes de cualquier procedencia y de símbolos, existentes en el pasado o presente, así como también de los usos y costumbres relacionados con su utilización.

Desde la más remota antigüedad el hombre ha tenido la necesidad de integrarse a grupos humanos para hacer frente a las adversidades en las distintas etapas de la evolución. Agrupado en tribus, familias, huestes guerreras, etc., ha utilizado diversos signos que le sirvieron para impulsar su valentía y especialmente su identificación con sus grupos de participación y pertenencia.

En Egipto, las pinturas sobre cerámica con el uso de animales sagrados por los aborígenes; las deidades con cabeza de chacal (Anubis) realizadas en madera; los grabados en sarcófagos mostrando a grupos humanos debajo de un símbolo protector; las enseñas con las que se distinguían las tribus judías al abandonar las tierras egipcias; el águila de los persas, el león de los armenios, la esfinge en Grecia, el signum, se denominaron vexiloides, y a partir de la banderola usada por los ejércitos romanos hasta llegar al lábaro de Constantino el grande, siglo IV d.C., se designaron a éstas con el nombre de vexillum, de allí el origen de la denominación de la Vexilología.

Téngase presente que la Heráldica comenzó recién en el siglo XII, en las "justas y torneos" entre caballeros y especialmente con los ejércitos cristianos en las batallas contra los musulmanes, llamadas Cruzadas, ocho en total. Se consolida en el siglo XIII, donde comienzan a intervenir los heraldos, ceremonialistas del rey; se llevan a cabo los primeros tratados, reglas y normas en los siglos XIV y XV, y a partir del siglo XVI hasta el XIX se entra en el tecnicismo exagerado, donde predomina la leyenda y no el rigor de la ciencia, cayendo en lo que se denominó la "decadencia".

En la época actual se trata de recuperar la ortodoxia, en la heráldica del linaje y corporaciones.

Como puede apreciarse, si bien ambas disciplinas tienen como objetivo la identificación a través de sus representaciones, por lo cual podrían llamarse complementarias entre sí, ninguna de ellas subordina a la otra, ninguna de ellas tiene preeminencia sobre la otra.

Los más llamativo del artículo es la mención de una bandera que representaría a la Araucanía y la Patagonia de la Nueva Francia que un dislocado francés quiso plasmar como reino, y realiza un abultado informe sobre dicha historia que es archiconocida por todos y que carece de total importancia científica, teniendo en cuenta que no existe oficialización alguna que pueda acreditarse de esta idea paranoica de adjudicarse la creación de una monarquía que no existió nunca y que ya casi, después de 150 años, bien podría estar sepultada en las mentes pensantes.

Con respecto a la aseveración de que la bandera seleccionada por el Poder Ejecutivo de Río Negro es la del reino de la Araucanía y la Patagonia, citada en Wikipedia, o muy parecida a ella, la opinión no merece tomarse con seriedad, más aun cuando el autor en su extensa y dispersa nota dice del pretendido monarca y su reino: "Es una disparatada historia".

En segundo lugar no puede tomarse con rigor científico la forma, los colores y cualquier otra disposición que quiera atribuirse a la bandera de dicho reino, toda vez que al no existir, la misma no pudo ni puede ser oficializada, ni tomada como parámetro de ninguna bandera existente en el mundo vexilológico.

Pero, además de esto, quiero afirmar que en Vexilología los mismos colores y la misma disposición de ellos sobre el paño de diferentes banderas, no necesariamente invalida su adopción y oficialización.

Doy como ejemplo los siguientes emblemas nacionales que tienen los mismos colores dispuestos también de igual manera: Italia y México - Senegal y Malí - Andorra y Rumania - Rusia, Eslovenia y Eslovaquia - Irán y Somalia - Indonesia, Mónaco y Singapur - Siria, Irak y Yemen - Colombia, Ecuador y Venezuela - Paraguay y Holanda.

Qué es entonces lo que simboliza cada una de ellas y qué representa para esas naciones los colores en su paño, siendo que otros países poseen los mismos colores y exactamente dispuestos sobre el campo del emblema?

Justamente simbolizan la fundamentación histórica, política, social, cultural y religiosa que corresponde a cada territorio, a cada región, donde los colores y atributos de esa raigambre histórica, si bien son los mismos, refieren a otros contenidos, a otros sucesos de la vida, a otras consideraciones que son y corresponden solamente a esos pueblos y no a otros.

En el caso de la bandera de Río Negro, naturalmente el cantón negro junto al asta es un símbolo parlante, ya que por sí solo hace homenaje al nombre de la provincia y al río que nutre y engrandece el territorio por la entrega de su caudal de vida. Sobre el mismo luce una guirnalda de trece estrellas blancas de cinco puntas y todas ellas de iguales dimensiones, simbolizando los trece departamentos que integran la división política de la provincia y las distintas comunidades que desde otras latitudes vinieron a trabajar el suelo rionegrino, las que en participación armoniosa conviven en los distintos departamentos.

El color azul de la franja superior refiere a la justicia, como también a los recursos acuíferos que privilegian al territorio rionegrino, tanto en la cordillera de los Andes como en otros lugares de la región, con sus imponentes lagos y ríos o como el mar austral que con sus azuladas aguas atlánticas bañan las costas y playas rionegrinas.

El color verde de la franja inferior representa la esperanza, la riqueza del territorio provincial, tanto en la producción agrícola como ganadera, así como en sus bosques cordilleranos y en el verdor de los valles rionegrinos.

La franja central de color blanco alude al deseo de paz, como también a la nieve que cubre sus elevados cerros.

Éstos son los fundamentos esenciales y no otros, los que plasmados en la bandera identifican a la población rionegrina y así sucede con los restantes colores y matices que utiliza la Vexilología, no solamente colores puros, como la Heráldica, para fundamentar su contenido.

Con respecto al último párrafo de la nota, debo manifestarle que Solivérez discrimina total y arbitrariamente la labor realizada por las personas encargadas de llevar a cabo los pormenores del concurso como todo mi exhaustivo trabajo desarrollado en diversas localidades de la provincia, tales como Viedma, Bariloche, Allen, Ing. Jacobacci, Villa Regina, Gral. Roca, Choele Choel y Cipolletti, a través de disertaciones explicativas de cómo interpretar el significado de una bandera, en las que intervinieron más de mil personas y de las cuales seguramente este señor de ninguna participó.

Cuando manifiesta que no caben dudas de que el concurso debe ser dejado sin efecto, adjudicándose erudición determinativa y confundiendo a la opinión pública, desconoce que han participado 167 personas y que el jurado interviniente, además de mi persona, fue constituido por eminentes personalidades de la cultura, de la educación y las ciencias sociales, abarcativas todas ellas de un alto conocimiento y valor intelectual acorde con tal importante iniciativa.

No obstante, Dr. Solivérez, mucho me gustaría conocerlo y proponerle llevar a cabo un diálogo constructivo donde podamos compartir y discernir sobre estos temas tan interesantes que requieren sean ejercidos con verdadero rigor científico y una entrega solidaria de voluntades que faciliten la unión en la diversidad, y no la confrontación gratuita que no le hace bien al país y mucho menos a los argentinos.

ALBERTO RUBÉN PERAZZO (*)

Especial para "Río Negro"

(*) Fundador y presidente honorario de la Asociación Argentina de Vexilología.

Autor de "Nuestras Banderas" y "Manual de Vexilología Universal".

Rio Negro Online

15.4.09

Salas Bajas y Laperdiguera adoptan su escudo y bandera municipal

El Consejo de Gobierno ha aprobado a propuesta del Departamento de Política Territorial, Justicia e Interior del Gobierno de Aragón, la adopción de los escudos y banderas municipales a dos municipios altoaragoneses. Se trata de las localidades de Salas Bajas y Laperdiguera, en la provincia de Huesca. Estas autorizaciones cuentan con el correspondiente informe del Consejo Asesor de Heráldica y Simbología de Aragón.

El escudo de Salas Bajas es cuadrilongo de base redondeada. De sinople, faja escaqueada, de plata y azur, de cuatro por once órdenes; en el cantón diestro del jefe, una rama alta de olivo, hojada y frutada de tres, todo de oro. Mientras en el cantón siniestro del jefe, un racimo de uva, tallado y hojado de dos, de oro, y en punta, dos ruecas puestas en aspa, de oro. Al timbre, Corona Real abierta. En cuanto a la bandera autorizada, será de paño verde, de proporciones 2:3, ancho por largo; con tres fajas onduladas escaqueadas alternantes de blanco y azul, entre las que se inscriben, entre las dos superiores: al asta, una rama alta de olivo, frutada de tres, amarilla, y al batiente, un racimo de uva, tallado y hojado de dos, de lo mismo; entre la faja central y la inferior, en el centro, dos ruecas en aspa, amarillas.

Por otro lado, el municipio de Laperdiguera tendrá un escudo cuadrilongo de base redondeada. En campo de gules, un torreón, culminado de tres vanos, de arco de medio punto, de oro, mazonado de sable y aclarado de gules. Jefe cosido, de azur, con una perdiz, de plata. Al timbre, Corona del Escudo de España. Su bandera es de paño rojo, de proporciones 2:3, ancho por largo; entado al asta, triángulo azul, cargado en el centro de una perdiz blanca; y rojo al batiente, con un torreón amarillo, dotado de puerta en la parte inferior y de tres ventanas de arco de medio punto en la superior, aclarado del campo.

Radio Huesca

7.4.09

Banderas de guerra

Ignasi Aragay

Las imágenes más agradecidas y menos trágicas de la Guerra Civil, lejos del dramatismo y realismo fotográfico, han sido siempre los carteles de propaganda política, especialmente los del bando republicano, de una rompedora estética vanguardista. Los carteles llenaron calles de pueblos y ciudades con sus llamamientos y han sido objeto de publicaciones y exposiciones en cualquier parte del mundo. Mucho menos conocida, en cambio, es otra presencia igualmente simbólica y colorista, la de las banderas. Lo es menos porque se han conservado pocas. Y seguramente porque no tienen tanto de valor artístico. Pero sí que tienen de sentimental y testimonial. Hoy en día ya son piezas de museo.

Así lo cree, al menos, el anticuario Josep M. Farré, que en los últimos meses ha reunido un centenar de banderas de este convulso periodo de la historia catalana. Primero llegó una a sus manos. Fue en septiembre del 2008. Se interesó, y tirando del hilo resultó que detrás había una auténtica colección.

Escondidas tras un armario

No está del todo claro de dónde han salido. "Me gustaría que hubiera una historia romántica detrás, pero no es el caso". Es decir, no hay ningún héroe que las haya salvado, o al menos no se lo conoce. "Por lo que me han explicado, salieron de una antigua fábrica de telas para barcos que durante la guerra fue colectivizada y pasó a fabricar banderas. Cerrada a comienzos del franquismo, se reconvirtió en almacén de recambios para coches. Y ahora, al cerrar el taller, se ve que tras unos muebles aparecieron un montón de cajas con las banderas", explica Farré.

A partir de aquí, se supone que alguien sacó al mercado las banderas en pequeñas dosis. Lo que ha hecho Farré ha sido volver a reunir la colección. "Incluso contraté a alguien para que les siguiera la pista y me las fuera consiguiendo", dice el anticuario, que prefiere no revelar el coste de la operación. En cualquier caso, no lo ha hecho por dinero, aunque tampoco quiere perder. Su intención seria venderla a una institución catalana, pero por el momento el Museo de Historia de Catalunya, que era su destino más lógico, le ha dado calabazas. Le ofrecían comprar algunas, pero Farré considera que se debe mantener el conjunto unido.

Se trata de un fondo muy diverso, en el que hay prácticamente de todo, con una excepción: faltan banderas de los grupos anarquistas. En cuanto al resto, un se puede hacer muy la idea de la politización y militarización de la sociedad catalana durante la guerra, con un auténtico estallido de grupos revolucionarios y de izquierdas, así como la movilización ciudadana: las banderas identifican desde sindicatos de panaderos hasta sociedades de esperanto, desde partidos como ERC, la JSU e Izquierda Republicana hasta la Unió de Rabassaires y los grupos de defensa pasiva, desde compañías del ejército republicano a grupos de las Brigadas Internacionales, la Cruz Roja y Defensa de Costas.

En fin, muy variado y colorista. Predominan el rojo y amarillo de la senyera, y también tienen mucha presencia los colores republicanos (rojo, amarillo y violeta). El rojo comunista es igualmente presente, y se hace igualmente ver la estrella de la estelada.

"Me atrevería a decir que es una colección muy guapa y única: no creo que vuelva a salir nunca jamás nada así", aventura Farré, que por cuestiones económicas ha decidido no seguir adquiriendo y renunciar, por ejemplo, a un grupo de pancartas que también formaban parte del lote. "Tanto que hemos ido tras los papeles de Salamanca y ahora que aparece esto la administración catalana parece dispuesta a dejar pasar la oportunidad. No lo entiendo". Personalmente, a Farré le habría hecho gracia que saliera alguna bandera de Borges Blanques, su localidad de origen, donde, como es sabido, se adoraba el presidente Francesc Macià, que también provenía de allí. Hay de muchas ciudades y pueblos, pero no del suyo. Por ejemplo, hay una bandera de ERC de una agrupación Macià de Figueres.

Viajarán a Madrid?

La Guerra Civil Española ha dado infinidad de bibliografía y una cantidad igualmente ingente de imágenes. No en vano, fue un laboratorio para los medios de comunicación de masas, que proliferaron. Adelantada del enfrentamiento entre fascismo y democracia que después tendría una trágica continuidad con la Segunda Guerra Mundial, despertó el interés internacional. Los primeros grandes fotoperiodistas se foguearon en los campos de batalla y en la retaguardia de las tierras catalanas y españolas. Las imágenes de Gernica impactaron al mundo y Picasso inmortalizó aquel dramático bombardeo con un cuadro que pronto se hizo mundialmente famoso y que hoy se conserva al Museo Reina Sofia de Madrid, donde también podrían ir a parar las banderas reunidas por Farré si ninguna institución o partido catalán no se espabila. Es sabido que en Madrid, donde van mejor de presupuesto, pagan bien.

En fin, durante la Guerra Civil, los artistas se abocaron al cartelismo, de mucha calidad en el bando republicano. Las maquinarias de propaganda de uno y otro bando se entregaron a una guerra paralela, igualmente decisiva de cara a la opinión pública mundial. André Malraux escribió L' Espoir. Y todo esto produjo un universo de imágenes extraordinario en el cual el mundo de la vexilologia no tenía prácticamente lugar. Quizás a partir de esta notable y variada colección, las historias de la Guerra Civil podrán hacer ondear también las banderas.

Avui (versión original en catalán; traducción José Manuel Erbez)

1.4.09

Concejo recibirá por escrito opiniones sobre nueva bandera

Beatriz Rojas

Valencia, marzo 31 (REDACTA).-
Después de Semana Santa será cuando el cabildo comience la consulta pública relacionada con la nueva Bandera de Valencia, luego que la modificación de la Ordenanza sobre Símbolos Cívicos sea sometida a primera discusión.

Quienes quieran opinar o dar sugerencias sobre el tema deben enviarlo por escrito a la Secretaría del Concejo Municipal, según informó el presidente de la comisión especial que nombró el cabildo para tratar el cambio de los símbolos cívicos, Alexis López.

La concejala Iris Hernández no descartó que la consulta incluya reuniones, talleres en las comunidades, proposiciones individuales, solicitud de opiniones a instituciones y al PSUV. Precisó que después que esto ocurra es cuando se debe presentar la ordenanza en segunda discusión. La edil acusó a su colega Alexis López de haber jugado “posición adelantada”, al hacer público el diseño de la Bandera de Valencia sin haber consultado a las bases populares, a las instituciones ni al PSUV.

Hernández se puso de lado de quienes defienden la permanencia de la imagen de la Virgen del Socorro en la bandera, y eso le ganó la antipatía de su compañero de cámara.

Según señaló, para terminar la polémica, la directiva del PSUV se reunió el pasado lunes y “disciplinó” a los concejales, por lo que ordenó que se adelanten las conversaciones necesarias y consultas correspondientes a los distintos sectores de la ciudad.

Por eso, lo que resta ahora es la consulta pública, tal como lo establece la Ley Orgánica del Poder Público Municipal.

Por cierto, en la sesión de este martes, donde los ediles presentaron su informe de gestión de 2008, López enfiló sus baterías en contra de quienes emitieron opinión, repudiando la eliminación de la virgen de la bandera. A su entender, a la “valencianidad” no le gusta que la gente de los barrios hable de historia y cultura, por considerar que estos temas solamente pueden ser discutidos por “este grupito”.

Para desquitarse del llamado a disciplina que les hizo el PSUV a sus concejales, calificó de “hipócritas, fariseos” a quienes se pronunciaron contra la propuesta del nuevo pabellón, que no incluye a la Patrona de Valencia.

Evidentemente molesto dijo que a la “valencianidad” no le duele la virgen, sino que eliminen la corona de los símbolos. Acusó a los declarantes de hacer proselitismo político a favor de la oposición.

El discurso de López no fue del agrado de la mayoría de los integrantes del cabildo, pues hasta el presidente del cuerpo, Oswaldo Di Lorenzo, intentó en vano que bajara el tono del discurso.

Fue tanto el malestar que creó en Iris Hernández, que optó por desalojar el salón de sesiones ante su actitud, en señal de desacuerdo con lo que decía.

El tema fue llevado a la plenaria por Gladys Valentíner, quien pidió que respeten el sentimiento de los valencianos por su patrona.

El Carabobeño