Embanderar las casas no es algo usual en Alemania, ni siquiera en los días de fiesta nacional. Menos habitual aún es colocar el emblema en los automóviles, como en otros países que festejan así alguna ocasión de entusiasmo colectivo. Por eso, ver ahora fachadas y numerosos autos con sus banderitas, llama la atención. Y la discusión no ha tardado en ponerse en marcha: ¿redescubrieron los alemanes el patriotismo? O, mejor dicho, ¿ha dejado de ser vilipendiada la expresión de patriotismo?
Debate de fondo
En un país en que por décadas todo lo patriótico olía a nacionalismo y, por ende, provocaba urticaria política, este debate tiene ciertamente razón de ser. Con el derrumbe del Tercer Reich se derrumbó también la autoimagen de la sociedad germana que, al menos hacia afuera, se cuidó de no dar pie a ninguna sospecha. Los alemanes se empeñaron en demostrarse a sí mismos y al resto del mundo que habían aprendido la lección: el nacionalismo puede degenerar en atrocidades como el nazismo y, por lo tanto, ha de ser extirpado. De paso se sofocaron también las muestras de patriotismo, por ser a veces difuso el límite entre ambos.
Por eso, incluso hoy en día, el mar de banderas que ondean en manos de la hinchada germana, dentro y fuera de los estadios, provoca cierto sobresalto. ¿Renace acaso el peligroso nacionalismo alemán? ¿Cómo se percibe en el exterior este brote de euforia nacional? Son preguntas que preocupan principalmente en el ámbito intelectual y político de Alemania. Las nuevas generaciones, en cambio, simplemente sacan sus banderitas como en cualquier otra parte del mundo en una situación similar.
Vuelta a la normalidad
El presidente del Parlamento alemán, Norbert Lammert, considera que el fenómeno desatado por el Mundial de fútbol representa "el restablecimiento de la normalidad". Algo, que, según dice, más bien lo tranquiliza. A su juicio, en Alemania no volverá a surgir el nacionalismo atronador. "Afortunadamente en Alemania ha desaparecido sustancialmente ese tipo de malentendida conciencia nacional ligada a la exclusión de los extranjeros", afirma el parlamentario en el periódico Saarbrücker Zeitung. Al mismo tiempo, rechaza las críticas a las expresiones patrióticas que estamos viendo en el Mundial, advirtiendo que semejante postura favorece a los "los extraviados extremistas de derecha". Por lo demás opina que en Alemania parece haber "una irresistible inclinación a buscar motivos de preocupación en algún tipo de cariz teórico incluso en la más normal de las formas de expresión de alegría."
La población, sin embargo, no tiene al parecer mayores objeciones al uso de banderas. De acuerdo con una encuesta realizada por encargo de la revista Stern, un 61% de los ciudadanos se alegra de ver hondear el emblema negro, rojo y amarillo en casas y automóviles. Sólo un 21% lo considera en cambio negativo.
Deutsche Welle
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