15.5.06

Estudiosos de bandera

La UR acoge este fin de semana el XXI Congreso Nacional de Vexiología, que reúne a especialistas nacionales en esta disciplina
ÁLVARO SÁNCHEZ R./LOGROÑO
Toda bandera, como enseña de un país, una región, institución o equipo de fútbol encierra una simbología. Está, por ejemplo, la bandera de La Rioja, con el rojo, blanco, verde y amarillo, que representan los colores de la bandera de España junto a elementos de la realidad riojana: la feracidad de sus tierras, los ríos que bañan la provincia, los viñedos y las huertas y la luminosidad del cielo... Otras, como la de Arabia Saudí, con la inscripción 'No hay más Dios que Alá y Mahoma su profeta', de evidente carga religiosa... Y luego están aquellas que confecciona José Manuel Erbez, bibliotecario de la Universidad de La Laguna y uno de los mayores expertos en la materia. Él ha diseñado la bandera oficial de Santa Cruz de La Palma pero, sobre todo, es autor de la bandera de sí mismo, con su propia simbología. «Esta es la bandera de mí mismo: el color azul representa a Canarias y las tres estrellas son el símbolo de mi mujer y mis dos hijas», dijo ayer, fotografiándose orgulloso con la bandera de José Manuel Erbez.
Profesionales de diversos ámbitos, todos ellos estudiosos de bandera miembros de la SEV, acudieron este fin de semana en la UR al XXI Congreso Nacional de Vexiología, la disciplina que estudia las banderas. Ofrecieron diez charlas sobre diversos temas: banderas municipales, la historicidad de la bandera de los suevos, etc.
Origen romano
El origen de las banderas procede de las legiones romanas, que usaban los vexilos -del latín 'vexillum'- como estandarte especial de identificación. También existen antecedentes remotos en China. Y, aunque el término de vexiología, como tal disciplina, procede de 1961, ya en el siglo XVIII se hacían compilaciones de banderas del mundo. En 1997, nacía la Sociedad Española de Vexiología -reunida este fin de semana en la UR, para realizar, en el contexto del Congreso, su Asamblea General- con especial interés por las banderas nacionales -pero cuyos estudios, como 'En busca de la bandera palestina', abarcan todo el mundo. Desde su nacimiento ha asesorado a todo tipo de instituciones en la materia. Además, forman parte de la Federación Internacional (FIAV). «Es una pasión histórica y estética. Hacemos estudios históricos y también diseños de banderas nuevas», afirmó Ignacio Gavira, gerente de la UR y miembro de la SEV. «Ahora se crean muchas banderas municipales e institucionales», dice.
Descosidos de la historia
Son nada más -y nada menos- que un trozo de tela que cuelga de un palo que sirve para identificar a la gente que vive debajo de ese palo... Pero lo cierto es que, a lo largo de la historia, han dejado a su paso una reguero de euforia, cadáveres, unión y destrucción en el que, lo de menos, era la cualidad estética del símbolo. «Para mí lo interesante es el grupo humano, que hace que una persona sea capaz de matar o morir por ella. No me parece lógico, ni positivo. Sólo digo que es real, y me parece interesante estudiarlo... Yo no sería capaz de matar y morir por ninguna bandera», afirma Erbez. «Pero un bosque de banderas ondeando al viento a mí me parece un espectáculo muy bonito». «Son sólo un elemento de información que indica quién está debajo», replica el aparejador y vexiólogo Sebastián Herreros.
Y prosigue la charla tranquila y apasionada de los vexiólogos sobre los descosidos de la historia en banderines o banderolas. Una charla en la que, al final, queda claro que se puede echar la culpa de las guerras y la muerte a los Gobiernos, la codicia, la historia... y, también, a las banderas. Pero parece más bien que un símbolo -cacho de trapo al viento o chapa de metal-, por sí mismo, no es, no puede ser, el único culpable de las tropelías que los hombres hayan cometido en su nombre. La bestia, como siempre, echa mano de sus coartadas.

El Correo Digital

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