Decapitado Lenin para siempre, los iconos de la vieja Rusia asoman la cabeza por plazas municipales o se encaraman a lo alto de mástiles hasta hace bien poco reservados a la omnipresente bandera roja de los dioses comunistas.
El caso más llamativo se vive en la región de Penza, 300 kilómetros al sur de Moscú, donde el Gobierno local ha izado el rostro de Jesucristo como motivo central de su bandera. Sobre un fondo dorado, el icono viene a ser la réplica de un estandarte medieval enarbolado en 1380 por las huestes del príncipe ruso Dimitri en la épica victoria de Kuliokovo sobre los mongoles.
La fiebre por recuperar la iconografía presoviética es estimulada indirectamente desde el Gobierno de Vladimir Putin, que ha ordenado a todas las regiones y sujetos administrativos dotarse de una nueva bandera, un escudo y un himno en un plazo no mayor de cinco años. La libre elección de estos símbolos, que luego deberán someterse a la lupa de una comisión heráldica central, está derivando en polémicas singulares.
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El Mundo - ACPress.net (imagen: Flags of the World)
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