PACO CERDÀ VALENCIA
El escudo de Albalat dels Tarongers luce tres naranjos en alusión al afrutado nombre del pueblo. La enseña de Albalat de la Ribera tiene una barca por el privilegio medieval del puente que le autorizaba a pasar embarcaciones al otro lado del Júcar. El escudo de Alzira muestra una llave en alusión a su situación estratégica. El de la Pobla de Benifassà exhibe un báculo y una mitra por las insignias del abad del monasterio de Benifassà, antiguo señor del lugar. Y el toro que asoma por el escudo de Miramar recuerda a la casa Borja, que controlaba la población. Cada escudo municipal, aunque a veces cueste de interpretar, cuenta la historia y el carácter de su población. Y el guardián que vela por la adecuación de los escudos de las poblaciones de la Comunitat Valenciana es Vicente Saurí, director general de Administración Local y nombrado por segundo mandato consecutivo presidente del Consell Tècnic d'Heràldica i Vexil·lologia Local de la Generalitat.
Ésta no es, ni mucho menos, una tarea finiquitada y sólo sujeta a modificaciones puntuales. De los 542 municipios de la Comunitat Valenciana, sólo hay 310 localidades y entidades menores que tienen el escudo oficialmente aprobado por la Generalitat. Los más de 230 municipios restantes puede que utilicen un escudo, pero no tienen el visto bueno de la administración autonómica, que asumió esta competencia en 1983 y desde entonces aplica unos requisitos más rigurosos que los que exigía el ministerio de turno desde Madrid. Y la falta de visado oficial no se trata de una mera cuestión administrativa. "Hay consistorios -explica Saurí- que hace muchos años que están usando un escudo que, si lo llevaran a este Consell d'Heràldica, no saldría aprobado porque no refleja la historia de su pueblo o lleva símbolos en el escudo que no son correctos", como las armas reales de Jaume I, que sólo unos pocos municipios pueden llevar, o la corona real cerrada, propia de Castilla pero no de la antigua Corona de Aragón.
De hecho, hay casos de ayuntamientos que, al ver el escudo propuesto por los expertos una vez han iniciado el procedimiento, deciden guardarlo en un cajón y seguir con el escudo que ya tenían a pesar de ser contrario a la historia y a los fundamentos de la heráldica. Porque ese escudo erróneo es, al fin y al cabo, su escudo. Esa mala praxis cuesta de erradicar. Incluso a veces origina alguna batalla de símbolos a nivel local para decidir qué familia histórica de la población lucirá sus armas en el escudo o qué circunstancia de la localidad se elevará a rango heráldico.
Pero, ¿conoce la gente el escudo de su pueblo? "Es una pregunta que yo siempre me hago", reconoce Vicente Saurí. "Creo que sólo una minoría sabe por qué su pueblo tiene ese escudo y que un porcentaje alto de la población no sabe lo que simboliza el escudo de su municipio ni cómo se ha aprobado. Y sería bueno divulgarlo más", subraya el responsable. ¿Y no es el campanario más seña de identidad para un pueblo que su propio escudo? "No -responde Saurí-. Porque el campanario tiene una historia no muy larga, mientras que el pueblo tiene una historia más larga que arranca en su fundación. Por eso tiene más arraigo la historia propia del pueblo, que es lo que queda reflejado en su escudo mediante las armas de su fundador o de un señor feudal importante, además de cualquier simbología local, como un castillo, un río, una fuente, o un santo muy querido, que se representa en la enseña.Así pues, el escudo y la bandera son los símbolos identitarios de una población". Por cierto: las banderas oficiales aún son más residuales: sólo hay 108 aprobadas.
Así se logra el escudo oficial
El procedimiento para alcanzar un escudo con rango de oficialidad es voluntario (la ley no obliga), totalmente gratuito (una medida vistosa en tiempos de crisis), y requiere del aval de los expertos en historia medieval y heráldica que integran este Consell: Ramón Baldaquí, Mateu Rodrigo, Elena Sánchez, Jesús Huguet y Julia Campón, además del presidente Vicente Saurí, que es médico de carrera y lleva en Administración local desde 1991.
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