El casco antiguo acogió anoche un baile de magos marcado por la "guerra de las banderas". Frente a las insignias nacionales y canarias que colocó la organización, otros sacaron la de las siete estrellas verdes.
EL DÍA, S/C de Tenerife
El fajín, la enagua, el gorro, la polaina o el chaleco no fueron anoche elementos tan relevantes en el baile de magos celebrado en el casco antiguo de Santa Cruz como la bandera de las siete estrellas verde, insignia que enarbolan los nacionalistas más radicales.
Entre isas, folías y malagueñas, por la calle de La Noria y la plaza de la iglesia de La Concepción se escuchó un cántico que no sabe de ritmos folclóricos, aunque toque el sentido de pertenencia al terruño de más de uno: "Me gusta la bandera; sí, mamá, bandera tricolor; con siete estrellas verdes; ¡ay, mamá, bandera tricolor!". Esta copla fue la más repetida y hasta pareció convertirse ayer en el "grito de guerra" de cuantos se rebelaron, frente a la apuesta de la organización por colocar de forma exclusiva las banderas de España y Canarias. Otros anónimos, sin embargo, se decantaron por la enseña nacionalista, en lo que pareció un pulso a la españolidad con la que ha encarado esta fiesta patronal de Santa Cruz el equipo de trabajo del primer teniente de alcalde, Ángel Llanos. Era la tercera vez que volvía a tropezar de nuevo con la misma piedra, que diría Julio Iglesias. La primera fue cuando Llanos apostó por el intérprete por excelencia de "El Tamborilero", Raphael, para celebrar el Día de la Hispanidad, víspera que aprovechó el concejal Hilario Rodríguez, de CC, para contraprogramar a su socio y organizar un acto de chácaras y tambores en el Suroeste.
El segundo acto que alguien "reventó" fue cuando Llanos invitó a Manolo Escobar a cantar en la gala de la tercera edad, el Carnaval pasado. Mientras el intérprete entonaba su "¡Que viva España!" el público cambiaba el nombre por el de Canarias mientras blandía la enseña de las siete estrellas verdes.
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El Día
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